jueves, 11 de noviembre de 2010

LOS SALIERI DE KIRCHNER










Leemos por ahí, en un editorial, que “no hay una viuda, hay dos”. La primera es nuestra Presidenta Cristina Fernandez de Kirchner. La segunda, según esa interpretación, sería la oposición.

El argumento expuesto se reduce a aseverar que el “inveterado despotismo” y otras virtudes del Ex Presidente Néstor Kirchner permitían un posicionamiento electoral con sólo “vituperarlo”. Que su desaparición física de la escena política desarticuló todo el dispositivo opositor. Especialmente notable en las huestes del menemismo residual.



El argumento es intelectualmente demagógico, por simplista y tosco. Es más una descripción desnuda del carácter y del estado de pasmo de los opositores que en un análisis político de la realidad. Quizás sea la forma piadosa de poner un velo sobre la inconsistencia y vacuidad de la oposición. Quizás sea demostrativa de un mediocre analista.

Lo que esta interpretación soslaya es que el fallecimiento de Kirchner puso de manifiesto - doloroso cachetazo inesperado - una espontánea respuesta popular (y muy particularmente juvenil) que evidencian un muy importante grado de aceptación y acompañamiento a la concreta acción política y de gobierno.

Por otra parte, el ineludible balance que toda desaparición provoca, permitió mensurar en toda su dimensión el camino oportunamente emprendido, los objetivos alcanzados y la estatura política del desaparecido, que sorprendió a propios y a extraños. Sin duda mucho más a los extraños.

También, por los testimonios brindados por innumerables testigos de su gestión, aún los más anónimos, quedaron disipadas las nieblas mediáticas que pretendieron demonizarlo.

¿Cual es la propuesta que se desliza en el editorial?: buscar otro demonio…y seguir haciendo lo mismo.

¿Pero después de lo que se puso en evidencia, todavía eso es posible? Esta es una pregunta maldita que debe atormentar la mente del cerebro al que se subordinaron enteramente las máximos dirigentes de la oposición - desde Carrió y Pino, hasta Cobos, Duhalde y Macri – el señor Héctor Magnetto.

Es acaso casual que en el menemismo residual, la mesa de enlace, el radicalismo, las entidades empresarias, el mismo Grupo A, vengan exponiendo – y no sólo después del fallecimiento de Kirchner – tensiones, diferencias, rivalidades, deserciones.

Esos fenómenos que se vienen manifestando son el corolario de la ausencia de objetivos, de planes, de programas políticos, de acuerdos, en síntesis, de contenidos políticos capaces de entusiasmar a partes representativas de la comunidad. Ausencia única y simplemente reemplazada por la demonización errada e injusta - para gran parte del pueblo - y montada mediáticamente.

Lo expresó con claridad uno de los - hasta ahora - más caracterizados miembros de la oposición.: “No tenemos juventud, no tenemos militancia, no tenemos intelectuales y no tenemos liderazgo” (Morales Solá dixit). En resumen, no tienen contenido ni proyecto político. “Ningún candidato por este espacio puede aspirar a algo serio” reconoció.


En conclusión, hay una sola viuda y que tiene bien merecidos sus bienes, que son gananciales.

Antonio Salieri vivió atormentado por el talento de Mozart. Posiblemente esto le impidió desarrollar el propio y ver hasta dónde llegaba. Salieri vivía pendiente del reconocimiento de la corte de Viena, en donde se movía. Mozart se alimentaba de los humores de su pueblo. El rencor y la envidia castraron a Salieri. Sin embargo se puede decir que tuvo algún mérito, entre sus discípulos estuvieron Liszt, Schubert, Beethoven.

La oposición no es – no puede ser - otra viuda de Néstor Kirchner, cuando mucho es su Salieri, pero todo parece indicar que no habrá discípulos talentosos.

RICARDO GRECO




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