miércoles, 1 de abril de 2009

ALGO DE LO QUE DEBEMOS VOLVER A SER


Este artículo estaba pensado antes del adelantamiento del llamado a elecciones Nacionales, consideramos que, aunque haya temas más perentorios que tratar en estos momentos, el mismo no ha perdido actualidad.

Según los momentos, de mayor o menor intensidad política, aparecen en diverso número, obras que abordan el tema del Peronismo. Estos trabajos tienen la característica de que comienzan o terminan con una definición sobre nuestro Movimiento que tiene como fundamento categorías que pertenecen a alguna filosofía o ideología vigente – sobre todo en los países centrales –al momento de la realización esos trabajos.



De ahí las calificaciones de cesarismo, bonapartismo o fascismo, etc., con que se ha pretendido encuadrar al peronismo en distintas épocas de su historia; aunque no faltaron aquellos que lo redujeron a un simple fenómeno “ populista “ de oscuros o misteriosos orígenes cuando no se encontraba alguna categoría en la que se lo podía incorporar.

Por otro lado, pareciera que a partir de un determinado momento de la historia, todo hecho político es resultado del desarrollo de determinadas doctrinas, por eso, hay una necesidad – para darle una supuesta o real seriedad a la obra - de definir o sacar conclusiones definitivas de las cuestiones que se están tratando. Si bien es cierto que hay autores que buscan desarrollar y profundizar, sin renunciar a los principios que fundamentan su filosofía, que llegan a elaborar visiones de ciertas realidades diferentes a las de sus antecesores - que pueden ser verdaderas o equivocadas - en la búsqueda de no hacer traslaciones mecanicistas de valoraciones de hechos históricos al presente, esa aptitud no la encontramos en los autores - por lo menos de los que conocemos - que hicieron peronología.

En general los trabajos sobre nuestro movimiento tienen dos características comunes. La primera analiza el Peronismo, fundamentalmente, a partir de las obras, discursos o conductas del Gral. Perón y la segunda es la conclusión de que nosotros formamos parte - como señalamos anteriormente - de un simple fenómeno populista y nuestras acciones políticas están motivadas por un indefinible “sentimiento“. Ambos enfoques se muestran como resultado de supuestas concienzudas y elaboradas razones.

La primera comunicación que tuvo el General con la Argentina, después de su renuncia, fue a través del documento titulado “Del poder al exilio“, redactado en Venezuela. En el mismo explicaba que su decisión de retirarse del poder en el 55 se debió - a pesar de contar con la capacidad militar para sofocar la rebelión - a que él consideraba que la división de las F.F.A.A. podía traer aparejada la anarquía de la Republica.

Sin dejar de reconocer que el desarrollo y fortalecimiento de un país implica el funcionamiento mancomunado de sus Instituciones, la mayoría de los peronistas y sobre todo la militancia, entendió que en ese momento la unidad de la Nación debía hacerse a pesar o en contra de las F.F.A.A. por el contenido ideológico de sus cúpulas, que las llevaba a ser un simple instrumento del Imperialismo de turno.

De ahí en adelante la militancia creó formas organizativas nuevas para defender a la Nación del atropello gorila, a la vez que fortalecía en la lucha al Movimiento. Como así también generó contenidos doctrinarios para hacer frente al ataque ideológico con que se pretendía destruir espiritualmente a la sociedad. En este aspecto podemos señalar a Jauretche, Sampay o Cooke, para citar algunos de una larga lista, en la cuál no figuran otros cuya prédica fue tan o más importante de aquellos de los que tenemos registro de sus obras.

Es cierto que Perón habló de la necesidad de modificar los contenidos de todas la actividades que las personas desarrollan en la sociedad como forma de asegurar los cambios que favorezcan el bienestar material y espiritual de la población, por eso siempre se refería al Movimiento como una superestructura que abarcara todas esas actividades. Pero Perón siempre lo planteaba en el interior de un sistema democrático con las Instituciones funcionando. Esas no fueron las condiciones posteriores al golpe, de ahí que la legitimidad popular y las formas de lucha de las organizaciones populares políticas y sindicales desarrollaron para hacer frente a la ilegalidad de los regímenes militares después del 55 fue obra del Peronismo en su conjunto. Y podemos seguir señalando otros muchos aportes que se hicieron en esos difíciles periodos; por eso nosotros decimos que no se puede comprender al Peronismo y muchos menos definirlo sólo a partir de la obra del Gral Perón, es necesario incorporar al análisis lo que todos lo peronistas aportamos con nuestras luchas.

La posibilidad de un cambio verdadero se produce disputando con el que detenta el poder en el campo estratégico, campo estratégico que en política es la sociedad . De ahí que el Peronismo, a partir del desarrollo de esa estructura nueva que fue el Movimiento, intento enfrentar al sistema, que en ese momento tenía su expresión más importante en la F.F.A.A.- subordinadas al imperialismo -, de una manera integral, proponiendo al Pueblo opciones diferentes y superadoras de las que ofrecía el enemigo.

Cuando Perón, antes del 55, hablaba de frentes políticos liderados por el Peronismo, lo hacía para referirse a estructuras que tuviesen la posibilidad de incorporar, además de partidos políticos afines, a realidades o representaciones sociales que los partidos tradicionales no podían abarcar. Después de producida la “ Libertadora “, el Movimiento concretó otro tipo de frente, el verdadero, el que se hace en la vida cotidiana todos los días y no en acuerdos de cúpulas, sobre todo si las mayorías no están representadas.

El accionar de los peronistas, en la etapa de la proscripción, se desarrolló en las organizaciones sociales, en la mayoría de las cuales fueron conducción. En el quehacer de todos los días, en la búsqueda de solucionar las necesidades del conjunto, es dónde se ganan las representatividades populares. Los peronistas y por lo tanto el Movimiento, en base a esa confianza que le dispensa la gente, tienen la capacidad de sugerir conductas sociales y políticas. Cuando la mayoría se manifiesta de determinadas formas, no es por obra de ninguna causa mágica o sentimental, sino como resultado de una serie de fidelidades a sus referentes más cercanos.

Esos referentes - o dirigentes - que mencionamos casi nunca abandonan sus puestos, cualquiera sean las circunstancias, por eso si nos fijamos en las víctimas de la represión del Proceso, casi el 70% no tenían vinculación con organizaciones armadas o estaban encuadradas en partidos políticos, eran luchadores sociales - nosotros creemos que la mayoría eran compañeros - que, aunque la historia no los nombre, nadie puede dudar de su existencia.
En política, no existen sólo sentimientos, lo que vale son las ideas, que nos convencen, y que llevadas a la práctica significan la posibilidad de nuestra realización como individuos en los planos sociales y políticos. El grado de convencimiento que las mismos generan determinan nuestra adhesión a través del tiempo y la energía que volcamos para concretarlos. Algunos creen que a los peronistas, al igual que los perros del científico ruso, nos muestran nuestros símbolos, nos hacen escuchar la marcha y automáticamente empezamos a efectuar acciones de las cuáles ignoramos las causas y, esos mismos creen, tampoco conocemos los efectos.

Nuestro Movimiento ha sumado - desde su creación - por lo menos dos generaciones a sus filas. El motivo de esta adición, es que nuestro Pueblo reconoce en nuestros militantes un compromiso permanente con su causa y la persistente búsqueda y creación de contenidos que impliquen a la realidad.

Con esos nuevos adherentes no se establece una continuidad sentimental, cosa absurda e imposible, sino acuerdos políticos que tienen bases concretas.

Nosotros tenemos dirigentes que creen, o nos quieren hacer creer, que el peronismo es un colectivo de lazos espirituales, con el cual tienen una “ relación directa “ - para la cual hay que tener un don que ellos poseen - y que les permite percibir nuestros pensamientos sin necesidad de dialogar con nosotros, convencernos y mucho menos discutir. Les basta algún medio, si es la televisión mejor, para trasmitirnos sus propuestas, las cuales debemos aceptar y votar. Si no veamos la conducta del Ing. Sola, que en vez de hablar con los peronistas para explicar sus diferencias con las conducciones partidarias y fundamentar sus ideas, lo primero que hace es ir a hablar con Macri y con ese colorido personaje, que no puede tener la jerarquía de ser peronista, apellidado De Narváez y sumarse a la oposición para establecer alianzas que tienen como base el odio y el resentimiento al peronismo, mediatizado en las figuras del matrimonio Kirchner. La conducta de esta persona es producto de la ignorancia de lo que dice representar o un sinceramiento de sus verdaderas convicciones afines a Macri, De Narváez y la oposición destituyente a nuestro Gobierno, tal vez esas convicciones le permitieron ser un conspicuo funcionario del menemismo por un largo tiempo.

Algunas veces se hace difícil entender la virulencia de los ataques a que se someten a las autoridades nacionales, sin que interesen los perjuicios que le causen a la Nación. No solo las personas, si no también instituciones actúan de manera desbordada. La Iglesia tuvo que cambiar su discurso en veinticuatro horas porque lo que dijo -“se ha quebrado la paz social”- es a todas luces insostenible. La Sra. Carrió declarando que no va a haber elecciones. El Ing. Solá expresando que puede haber fraude en las mismas. Tambièn las veladas, o en algunos casos, manifiestas acusaciones por las interferencias al Grupo Clarín. Cualquiera sabe que en un área tan sensible, que cuenta en el mundo con los mayores avances tecnológicos, se iba a conocer en un corto lapso las causas de esas interferencias y los autores, si los hubiera. Si utilizáramos simétricamente la misma metodología de los medios destituyentes nosotros tendríamos que salir a decir que Clarín, para victimizarse en el momento en que existe la posibilidad de que se democraticen las comunicaciones, le pagó al operador centroamericano para que realizara la interferencia a las señales del monopolio.

Una de las juezas de la corte señaló más de una vez la forma con que los medios inflan la sensación de violencia y crean un clima de temor que magnifica la realidad. La violencia es consecuencia del sistema en que vivimos, sin embargo, para los medios, en la Argentina la culpa es del gobierno y los índices son los más altos del mundo, cosa totalmente falsa. Por eso dos “religiosos” pidieron hace unos días la pena de muerte, cosa imposible en nuestro país por cuestiones consitucionales y tratados internacionales. Ellos lo saben, por eso sus discursos tuvieron una motivación claramente política, lamentable por las cuestiones que se bastardean en sintonía con la oposición.

No hay dudas de la importancia de los objetivos que ha concretado este gobierno como el anterior pero es indudable que ha habido errores en los métodos. Nosotros creemos que hay un gobierno de “derecho” cuando el conjunto de la población asume y fundamente su acción. Para ello no es suficiente el accionar, por más acertado que sea, de la estructura de gobierno, es necesaria la participación popular. Sin ella la mejor acción de gobierno puede quedar en el terreno de lo formal.

No puede aceptarse que la oposición, representada principalmente por los medios y no por los partidos políticos, haya ganado la calle. Y no hacemos referencia a un hecho meramente físico si no al bombardeo de saturación con falsos contenidos a que se somete a la sociedad. No es frecuente que un gobierno tenga una Cadena Nacional Opositora como la que existe, de ahí que se hace más necesario un discurso unificador y movilizador por parte de nuestras autoridades partidarias, que permita a la gente contar con información y elementos, cotejar y criticar el discurso dominante.

Siempre tenemos que tener presente que en épocas difíciles, sin ningún medio y con represión política, el Movimiento tuvo la capacidad de hacer conocer su pensamiento a las mayorías.

Hoy nos hemos alejado de esas capacidades. En la zona sur de nuestra ciudad existe una Unidad Básica, una de las pocas que funcionan, que se referencia con un conocido dirigente. En la misma, de reducidas dimensiones, se ofrece participar en una serie de actividades simultáneas que van desde charlas sobre política, historia y difusión de medidas oficiales juntamente con actividades físicas, clases de boxeo, artes marciales, danzas y gastronomía, etc. No es este exabrupto operativo práctico lo que merece el mayor o más importante señalamiento, lo que políticamente corresponde es que esas actividades se desarrollen en las organizaciones o estructuras sociales existentes (sociedades de fomento, clubes deportivos, o centros culturales) adonde concurre masivamente la población sin distinción partidaria. En esos lugares se hace política con la inteligencia y la capacidad y no con los símbolos.

Para nosotros la Unidad Básica tiene que generar políticas económicas, culturales, deportivas, sociales. En esa función cada uno tiene que destacarse sin usar la camiseta, siendo las personas más comprometidas y que mejores propuestas realicen. La Unidad Básica, además de su función partidista y electoral, debe ser una escuela para capacitación de militantes que puedan desarrollar y proponer las políticas superadoras en el peronismo y que promuevan la unidad del movimiento.

En algunas localidades del interior existe la modalidad de que el PJ mantiene un local único por jurisdicción al que pueden concurrir todas las personas o grupos interesados en realizar una actividad política. Este modelo permite eludir las restricciones económicas que implica el alquiler de un local, o la dependencia política de alguien cuya importancia deriva de su capacidad económica, al tiempo que favorece el intecambio y la unidad entre los compañeros. Sería un buen ejemplo a seguir en todo el país en momentos en que la actividad política es prácticamente inexistente y del cual el distrito Capital es un nítido ejemplo.

Todo esto intenta ser una definición de las características de lo que fue y no debiera dejar de ser el Movimiento. Claro que este tipo de funcionamiento da lugar a nuevas y no controlables representatividades políticas que a muchos dirigentes les cuesta tolerar.


ERNESTO CANCECO

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